Textos narrativos para niños

teacher reading classroom
Teachers use various tools to determine kids' reading skills. Dean Mitchell/Getty Images

Narrar significa contar historias. La mejor manera de enseñar a los niños cómo se construyen los textos narrativos es mediante la lectura de cuentos, bien sean historias populares, leyendas de folclor local, cuentos clásicos, ect. Lo cierto es que cualquier tipo de historia enriquece el universo de los niños y les ayuda a aprender vocabulario y gramática, además de a estrechar los lazos estrechos con sus padres y profesores.

Contar historias es además una forma antigua de transmitir el conocimiento de una generación a otra, y se utiliza en todas las culturas para enseñar valores. Aquí recogemos unos extractos de unos cuentos de famosos autores que puedes conseguir en su totalidad en los enlaces dentro de cada historia. 

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Hans Christian Andersen

Hans Christian Andersen es un famoso escritor danés del siglo XIX. Aunque tiene un extenso trabajo de obras de teatro, novelas y poemas, se le recuerda sobretodo por sus cuentos de hadas o historias de fantasía. Entre las más famosas están "El patito feo", "La sirenita", y "El traje nuevo del emperador".

El pino

"Allá lejos en el bosque había un pino: ¡qué pequeño y qué bonito era! Tenía un buen sitio donde crecer y todo el aire y la luz que quería, y estaba además acompañado por otros camaradas mayores que él, tantos pinos como abetos. ¡Pero se empeñaba en crecer con tan apasionada prisa!

No prestaba la menor atención al sol ni a la dulzura del aire, ni ponía interés en los niños campesinos que pasaban charlando por el sendero cuando salían a recoger frutillas.

A veces llegaban con una canasta llena, o con unas cuantas ensartadas en una caña, y se sentaban a su lado.

— ¡Mira qué arbolito tan lindo! -decían-. Pero al arbolito no le gustaba nada oírles hablar así.

Al año siguiente se alargó hasta echar un nuevo nudo, y un año después, otro más alto aún. Ya se sabe que, tratándose de pinos, siempre es posible conocer su edad por el número de nudos que tienen.

— ¡Oh, si pudiera ser tan alto como los demás árboles! -suspiraba-. Entonces podría extender mis ramas todo alrededor y miraría el vasto mundo desde mi copa. Los pájaros vendrían a hacer sus nidos en mis ramas y, siempre que soplase el viento, podría cabecear tan majestuosamente como los otros.

No lo contentaban los pájaros ni el sol, ni las rosadas nubes que, mañana y tarde, cruzaban navegando allá en lo alto.

Cuando venía el invierno y la resplandeciente blancura de la nieve se esparcía por todas partes, era frecuente que algún conejo se acercase dando rápidos brincos y saltase justamente por encima del pinito. ¡Oh, qué humillante era aquello! … Pero pasaron dos inviernos, y al tercero había crecido tanto que los conejos se vieron forzados a rodearlo.

— Sí, crecer, crecer, hacerse alto y mayor; esto es lo importante, pensaba."

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Charles Perrault

Este escritor francés del siglo XVII fue quien cimentara las bases del género de los cuentos de hadas. Sus obras han sido llevadas al cine en muchas versiones, así como en miles de publicaciones. Entra las más recordadas están "Cenicienta", "Caperucita Roja", "El gato con botas" y el cuento que leerás a continuación, cuya versión ha sido adaptada para niños y no corresponde al texto original:

La bella durmiente

"Érase una vez un rey y una reina que aunque vivían felices en su castillo ansiaban día tras día tener un hijo. Un día, estaba la Reina bañándose en el río cuando una rana que oyó sus plegarias le dijo.

— Mi Reina, muy pronto veréis cumplido vuestro deseo. En menos de un año daréis a luz a una niña.

Al cabo de un año se cumplió el pronóstico y la Reina dió a luz a una bella princesita. Ella y su marido, el Rey, estaban tan contentos que quisieron celebrar una gran fiesta en honor a su primogénita. A ella acudió todo el Reino, incluidas las hadas, a quien el Rey quiso invitar expresamente para que otorgaran nobles virtudes a su hija. Pero sucedió que las hadas del reino eran trece, y el Rey tenía sólo doce platos de oro, por lo que tuvo que dejar de invitar a una de ellas. Pero el soberano no le dio importancia a este hecho.

Al terminar el banquete cada hada regaló un don a la princesita. La primera le otorgó virtud; la segunda, belleza; la tercera, riqueza.. Pero cuando ya sólo quedaba la última hada por otorgar su virtud, apareció muy enfadada el hada que no había sido invitada y dijo:

— Cuando la princesa cumpla quince años se pinchará con el huso de una rueca y morirá."

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Esopo

Esopo fue un escritor griego que vivió entre lo siglos VI y VII a.c., y es conocido por su fábulas, que hoy en día se reconocen mundialmente como "Las fábulas de Esopo"; en estas se reconocen decenas de historias que usan a animales para ejemplificar una situación que requiere de una decisión moral. El final de estas fábulas se conoce como "moraleja" y en esta está la síntesis del aprendizaje.  Muchas de sus fábulas fueron reescritas por otros autores como Jean de La Fontaine y Félix María Samaniego. A continuación un extracto de una versión adaptada para niños:

La liebre y la tortuga

"Un día, una tortuga iba pasito a pasito por un camino, cuando se le acercó una liebre brincando y le dijo:

— ¡Hola tortuga! Ya veo que caminas muy despacio, como siempre. ¿Por qué no vas más deprisa?

— Puede que ande despacio, pero cuando se trata de resistencia, nadie me gana, replicó la tortuga. Si quieres, hacemos una carrera hasta lo alto de aquella colina.

La liebre se echó a reir:

— ¡Ja, ja! ¡Estupendo! ¡No tienes ninguna posibilidad de ganarme!

La liebre convocó a todos sus amigos. Pensó que pondría en ridículo a la tortuga y que todos se reirían de ella.

— ¡Vamos a ver quién es más veloz, si la pesada tortuga o yo!

A la señal de la zorra ¡Preparados, listos, ya!, la tortuga y la liebre salieron juntas. La liebre pasó zumbando a la tortuga, y no tardó mucho en llegar a la mitad del recorrido. 

"Me pregunto por dónde irá la tortuga". Se detuvo para mirar atrás y vio que la tortuga estaba aún a mucha distancia.

Todos los espectadores se reían de la tortuga, diciendo:

— ¡Tortuga! ¡Eres la criatura más lenta del mundo!

A pesar de las risas, la tortuga continuó caminando despacio, pero sin pausa, colina arriba."