Ejemplo de descripcion lugares

Textos descriptivos de lugares

La descripción es una herramienta a través del lenguaje que nos ayuda a representar la realidad circundante.  La descripción de lugares de lugares consiste en representar esa realidad, ya sea un paisaje, una habitación, por medio del lenguaje escrito.

¿Por qué aprender a describir?

Si tenemos en cuenta que la comunicación es un acto propio y esencial del ser humano, es posible afirmar, por tanto, que la descripción es un proceso en el canal comunicativo. En edad escolar es donde tiene vital importancia. El alumno debe aprender a observar su entorno y saber cómo relacionar y explicar todo lo que ve en él.

Descripción objetiva. Descripción subjetiva. Descripción literaria

Se suele dividir a la descripción en dos grandes grupos: la objetiva y la subjetiva

La descripción objetiva es aquella en la que el emisor, es decir, quien describe, procurar hacer una apreciación real, analitica, sin introducir su valoración personal al respecto. Es frecuente en los textos científicos.

La descripción subjetiva en cambio, introduce el punto de vista personal del emisor cuando comunica las características del objeto que está describiendo. Este tipo de descripción es propio de textos más personalizados, como el caso de las obras literarias.

Ejemplo básico de una descripción. Describiendo una casa

Mi casa es grande. Tiene dos plantas. En la planta baja, hacia el frente, está la sala. Allí, hay un televisor, un sofá y dos sillones. Siempre recibimos las visitas en esa parte. Afuera está el jardín. Hay filas de margaritas, rosas, y más.

Ejemplo una descripción literaria. Describiendo un paisaje

En el llano dilatado y árido los rayos del sol tuestan la yerba que crece entre los matorrales, cuyos arbustos raquíticos entrelazan sus ramas débiles y rastreras con las retorcidas espirales de las parásitas de hojas secas y polvorosas.

En las sendas desnudas, abrasa la arena negra y gruesa, y entre los matojos óyese el ruido que producen las culebras y lagartijas que, hartas de luz y calor, se deslizan buscando un poco de sombra entre el escueto ramaje de las murtillas y los tallos de los cardos erguidos y resecos. 

Baldomero Lillo 

En las estrechas calles toledanas todavía era de noche. La azul claridad del alba, que apenas, lograba deslizarse entre los aleros de los tejados, se esparcía con mayor libertad en la plazuela del Ayuntamiento, sacando de la penumbra la vulgar fachada del palacio del arzobispo y las dos torres encaperuzadas de pizarra negra de la casa municipal, sombría construcción de la época de Carlos V.

La catedral. Vicente Blasco Ibañez

Era una fría y triste noche de otoño. El cielo estaba encapotado por densas nubes, y la total carencia de alumbrado terrestre dejaba a las tinieblas campar por su respeto en todas las calles y plazas de la población.

El afrancesado. Pedro Antonio de Alarcón

Pesados, plomizos nubarrones avanzaban casi tocando las cumbres de las altas montañas que limitaban el horizonte de la casa de don Robustiano; las hojas de los castaños que la circundaban no se movían; los vencejos se cernían y revoloteaban sobre el campanario de la aldea, como si jugaran a las cuatro esquinas; el aire que se respiraba era tibio; el calor, sofocante. De vez en cuando se rasgaban los nubarrones, y una rúbrica de fuego, precursora de un sordo y prolongado trueno, daba fe de que se estaba armando por allá arriba el gran escándalo: los obreros se apresuraban a hacinar en la mies la hierba segada y seca;

José María de Pereda